Reflexión
Desde que finalicé mis estudios he aceptado diversos empleos, no siempre vinculados a mi formación. Sin embargo, siempre tenía con la duda de si era mejor luchar duro por aquello en lo que deseaba desarrollarme profesionalmente, o quedarme con la cotización y el salario de un puesto que nada tuviera que ver. Hace unos meses, acudí a unas jornadas sobre orientación laboral (por aquello del networking famoso) y allí me dieron la clave. No sé si para vosotros, pero para mí postular a ciertos tipos de empleos a la desesperada era rebajar mis expectativas al límite. Sin embargo, en aquellas jornadas una experta en RRHH hizo esta analogía. Imagina que la búsqueda del empleo soñado es un camino, por el que andamos solos y sin nada. Al final del camino está el puesto laboral que anhelamos, así que empezamos a andar con muchas ganas. Vamos caminando a paso ligero, con la vista fija en el objetivo. Cuando llevamos unas horas caminando, empezamos a tener hambre y sed. ¿Qué harías? ¿Continuarías t...