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Mostrando entradas de octubre, 2017

Paloma Grijota. "Guarda su esencia, esa tan suya que la convierte en un ser irrepetible."

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Cuando Paloma abrió los ojos por primera vez fue Oviedo quién la recibió con su cálido abrazo, sin embargo su corazón se siente enraizado a Gijón. La eterna rivalidad entre los dos municipios nunca ha tenido cabida en ella, al igual que no la tiene la superstición vinculada al día de su nacimiento: el 13. Cuando miramos hacia atrás y hacemos una retrospectiva de nuestra propia existencia, nos volvemos conscientes de repente de la importancia que han tenido los pequeños detalles en forjarnos como somos. Nada tenían de especial en su momento las caminatas por la playa, los bocadillos de Nocilla , las bocas pintadas de mora, los tebeos, ni los dibujos animados. Es al dar la vuelta a la mente, al observar el pasado con los ojos del presente, cuando todo cobra vida, cuando nos damos cuenta de la felicidad tan extrema que éramos capaces de alcanzar con las cosas más pequeñas. Paloma fue una niña feliz, tuvo el amor de sus padres y su hermana, cubrió sus piernas de cicatrices provocadas por

Frustración: acepta y sigue

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Vivimos en la sociedad de la inmediatez, del todo o nada y de la intolerancia total a la frustración. Desearíamos que todo ocurriese ya, en este instante, en este segundo, como sacudido por una varita mágica, cuando la realidad de la existencia es que hasta la vida misma se hace esperar nueve meses. Nuestros ancestros pasaban largos períodos buscando las manadas de animales a los que daban caza. Aprendieron que la paciencia y la estrategia eran las únicas armas capaces de cobrarse la presa que alimentaría a un clan entero durante el duro invierno. Los inventores más afamados, los pensadores más laureados, las empresas más rentables se han cocinado a fuego lento, en un camino sorteado de fracasos y de errores. Cargamos a nuestras espaldas siglos de evolución y, en algunos aspectos, parece que retrocedemos en la escala mientras que otras áreas nos empujan hacia delante a una velocidad desenfrenada a la que cuesta acostumbrarse. En el pasado los médicos observaban impotentes com

El alma de la tierra

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Sólo aquellas personas que amamos la naturaleza, podemos comprender el dolor tan inmenso que nos embarga hoy. La tierra tiene alma, tiene esencia, tiene vida. Nadie como quienes hemos nacido y crecido en tierras de sorgiñas, de xanas y meigas sabemos la importancia de los bosques y los ríos. La fuente de la vida corre entre los troncos que forman los bosques, danza entre los animales que habitan el verdor de las praderas, ríe al son del viento que azota las copas de los árboles, brilla entre los pequeños lagos que se convierten en abrevaderos. Ahora la tierra arde, la vida muere en cada llamarada, la magia se esfuma huyendo de las lenguas de fuego que corrompen la belleza más pura que queda en nuestro mundo. [Tweet "Hace días que mi corazón se ha parado, que mis músculos mantienen la tensión esperando un milagro."] Quemar la vida, asesinar la esencia de la existencia no es sólo un delito, es el peor de los pecados que un ser humano puede cometer. Ninguna con

La cita de tu vida

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Esta tarde tienes una primera cita con una persona con la que llevas mucho tiempo soñando. Sabes que es tu oportunidad de enamorar a ese hombre/mujer o al menos de crearle suficientes ganas de repetir, como para asegurarte el volver a veros. Pasas tiempo pensando en qué ropa le gustará, qué colonia le resultará más atrayente, te peinas, te arreglas y piensas en qué plan puede apetecerle más para organizarlo todo. Llega la hora y te presentas en el lugar acordado . Le ves acercarse, sonríes y te corresponde la sonrisa. Sí, estás nervios@ pero sobre todo expectante, y sabes que por nada del mundo puedes permitir que tu nerviosismo eche al traste esta única oportunidad. La cita comienza y te das cuenta de que bebes todas las palabras que salen de su boca, que te gusta oír las anécdotas que te cuenta, que te ríes, que te vas relajando y la cosa fluye. El final de esta historia puede ser maravilloso o terrible, dependiendo de miles de otros factores. Sea como fuere, aunque fina

Cataluña

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Soy consciente de la tremenda irresponsabilidad que supone no hablar de Cataluña en unos días como los que estamos viviendo. Como ciudadana, como persona y, sobre todo, como periodista. Desde pequeña mi padre me contaba la historia del elefante y la cadena. Una cría de elefante arrebatado del amoroso abrazo de su madre, llevado a un circo y atado a una pequeña atadura metálica. Durante días el pequeño animal luchó contra los grilletes que le mantenían anclado a una existencia lejos de sus semejantes, sin éxito. Su diminuto cuerpo y su fuerza aún sin desarrollar le impedían deshacerse de las ataduras y al final desistió. Con los años se convirtió en un adulto, grande y fuerte pero los circenses no vieron la necesidad de engrosar la cadena, puesto que el elefante ya no oponía resistencia a su vida lejos de la libertad. Él mismo había creado su propio límite incapacitante. En su mente se había forjado a fuego la idea de que nunca podría liberarse y ya ni siquiera lo intentaba.

Jaque a la queja

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Si en tu casa hay ascensor, estoy segura de que más de una vez has hablado con tus vecinos sobre el tiempo al volver a casa o al salir. De hecho es la conversación de ascensor más recurrente y sin embargo, no lo es. Crees sinceramente que esa charla trata sobre la climatología, pero no es así. Trata sobre la queja. Mitad de agosto, 35 grados y "ufff vaya calor hace". Comienzos de diciembre, lluvia y frío y "madre mía vaya tiempo!". La queja en sí no es mala es un mecanismo de defensa, un modo de no guardarnos dentro lo que nos preocupa o duele. El problema llega cuando se instala en nuestras vidas como una plaga, tiñendo todo de negatividad y autocompasión. Hay personas que viven en la queja constante a veces como un modo de conseguir atención, a veces simplemente porque no se dan ni cuenta de que lo hacen. No tienen empleo y se quejan de las empresas, de los gobiernos, del aire que respiran. No logran un objetivo y la queja se asienta sobre sus competidore