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Mostrando entradas de octubre, 2016

Lee

Feliz día de las bibliotecas a tod@s l@s que amamos la lectura, a l@s que nos hemos dejado transportar por cientos de historias. A l@s que hemos sido princesas, villanos, monstruos, damas de la edad media, aguerridos guerreros en las cruzadas, hombres pobres, albañiles, pordioseros, curas, santos y demonios, gracias a los millones de mundos, construidos con andamios de letras, que hemos vivido. Feliz día de las bibliotecas a l@s que desprecian la lectura, a l@s que la consideran una pérdida de tiempo, porque en algún momento de su vida uno de ellos le atrapará, se le clavará en la piel, tan fuerte, que le convertirá en un adicto, como lo soy yo. Lee, sea lo que sea. Siempre lee :)

Tú eres tú. Yo soy yo

Ayer vi en beBee un buzz compartido por Alfredo Vela y los comentarios que se escribieron. El buzz trataba sobre lo mal visto que está el éxito en nuestra sociedad y afirmaba que era más tolerable el fracaso que el lograr nuestros objetivos. No dudo de que Alfredo tenga razón, sin embargo en mi caso me alegro por los logros ajenos. Máxime si esos éxitos son fruto del trabajo duro. Todos conocemos personas que parece que han nacido con una estrella de winner sobre la cabeza, que todo lo que tocan se convierte en oro, los reyes Midas de la vida. A otros, nos toca pelear y mucho para obtener sólo una parte de lo que aquellos obtuvieron en un instante. A pesar de ello, soy de las personas que piensan que nada se logra sin una dosis elevadísima de sacrificio y que, incluso esos que parece que llegaron y besaron el santo llevan a sus espaldas sacos de "noes" y proyectos fallidos (Aunque no lo reconozcan). El gran problema de nuestra sociedad no es la envidia (que también), si no l

¿Quién protege a los mayores de 30?

Soy una mujer de 33 años licenciada en Periodismo. Desde pequeña se me ha inculcado el valor que la formación académica tiene en el mercado laboral, por eso acabado el colegio la universidad era la parada obligatoria. Con mi título bajo el brazo trabajé algunos años en departamentos de comunicación y medios. Sin embargo, fui la primera en irme a la calle cuando los datos económicos comenzaron a empeorar. Siguiendo la pauta que se me había dado en mi más tierna infancia continué formándome para conseguir un empleo. Sin embargo, he descubierto que la educación que se me dio choca frontalmente con lo que hoy se valora en esta sociedad. La ley no me considera lo suficientemente mayor ni ya tan joven como para recibir cualquier tipo de ayuda. Carezco de discapacidades y, por aquello del sentido común, no tengo hijos que no pueda mantener. Engordar las filas del INEM ha hecho que viva con mis queridos progenitores, ya que nunca me ha alcanzado el sueldo para un piso propio. Y a estas alturas

Pan y circo

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Dicen los entendidos que la historia es cíclica, que se repite. Y, en relación a ello, hay una ley karmática que habla de que aquello de lo que no aprendes nada, sigue repitiéndose hasta que obtengas la lección que necesitas. Me han venido estas dos afirmaciones a la mente estos días, aunque es algo repetitivo en mi vida, al ver ciertas realidades que se suceden en nuestra actualidad. Vi hace unas jornadas, un vídeo que se ha convertido en viral. En el vídeo en cuestión aparecen manifestaciones por parte de los ciudadanos en distintos países, y los motivos que las provocaron. Se veían cientos de ciudadanos en las calles de Islandia e Inglaterra, pidiendo dimisiones a su Gobierno por su implicación en los papeles de Panamá, protestas multitudinarias en Francia por los recortes laborales que deseaban aprobar sus mandatarios; y en último lugar aparecía España. Cientos de personas se agolpaban y gritaban, pancartas en mano, pero no protestaban. No se quejaban por las altas tasas

Abrirse en canal

Este es, sin duda, el artículo más difícil que voy a escribir. No sé si lo acabaré, ni si después del punto final me atreveré a publicarlo, pero vamos a intentarlo. Nací en 1982 y tuve una infancia medianamente feliz. Digo medianamente porque ni aunque se me hubiera dado todo, habría aumentado mi nivel de felicidad. Siempre he sido excesivamente visceral, terriblemente empática, abogada del diablo en mil y una ocasiones y deseosa de vivir en una época distinta a la mía. Era y soy hiperactiva, en un momento en el que no se diagnosticaba y sólo se consideraba que el niño era un rebelde y maleducado. Nunca me he sentido totalmente comprendida por mi entorno, aunque sé que ellos han puesto el alma entera en entenderme sin éxito. Con 13 años, tuve un accidente de tráfico. Paro cardíaco, desfibriladores y un mes conectada a unas máquinas que se convirtieron en las sustentadoras del hilo que me unía a la vida. Fui el milagro de aquel hospital el día que me desperté sin secuelas, aunque fue un

Leer o no leer...

Desde pequeña, en mi casa y en mi entorno, se me ha inculcado el amor a la lectura. Cuando empecé el colegio ya leía con soltura libros enfocados a mi edad, y poco tiempo más tardé en engancharme totalmente al placer de la lectura. Con el tiempo, recuerdo cumpleaños en los que los regalos más deseados eran aquellas páginas llenas de historias. Leer hoy en día es, para la mayoría de la gente, aburrido. Las estaciones de tren y de metro, los autobuses, las cafeterías e incluso las calles están llenas de personas absortas en una pantalla, que no miran más allá. No creo que sea la única que ha descubierto, mientras disfrutaba de un café, a una pareja que no se dedicaba ni una palabra y cuyos ojos sólo se posaban en el móvil o la tablet y de ahí a la taza. Sin embargo, es cada vez más complicado observar a alguien leyendo en un trayecto en transporte público. Hace unos días leí un estudio que revelaba que más de un 36% de la población no lee nunca o casi nunca un libro. Supongo que leerán l

¿Tú ayudas?

El otro día, leyendo el libro de Jesús Castells, me paré especialmente en el capítulo referente a la autoestima. Me he dado cuenta de que, desde que estoy en desempleo, mi capacidad para quererme y valorarme se ha rebajado considerablemente. Cada negativa por parte de una empresa, cada entrevista en la que me dicen que prefieren a alguien de 25 ante que a una mujer de 34, cada profesional a quién pido que le de un clic a mi CV y nunca responde, me han ido minando. Mantener una actitud positiva es ya de por sí cuanto menos complicado, pero no se me da mal. A veces me permito mis momentos de bajón, pero sólo eso. Momentos puntuales de desazón total que hacen que me levante con mucha más fuerza y energía. La autoestima, en cambio, es otro cantar. De cada golpe te levantas , pero levantarte de aquello que piensas tú no es tan sencillo. Con los meses empiezas a pensar que no eres tan profesional como pensabas, no estás tan al día formativamente como intentabas, ni eres el caramelito por el

Josdeputaaa me han echado

Cuando eres pequeña y estás enferma llamas a mamá cada rato. Ella se acerca a tu cama y te pregunta que qué necesitas, y tú le dices con cara de pena que nada. Entonces tu madre con buen criterio se da la vuelta para irse de la habitación y tú pones tus mejores ojos de corderito degollado y le pides que se quede un ratito contigo (ella, por supuesto acepta, porque ¿qué no haría por nosotros nuestra mami?). No te cura la presencia de tu madre, pero te reconforta y, como por arte de magia, parece que los síntomas remiten. Al crecer y vivir por tu cuenta, te sientes muy adulta y orgullosa hasta que enfermas por primera vez. En ese momento, echas de menos que tu madre acudiera de vez en cuando a mirarte la fiebre, a arroparte o a llevarte un caldito. Es ahí cuando te das cuenta de la gran falta que te hace ese apoyo. En estos momentos no me encuentro enferma, pero sí que estoy en una situación en la que cualquier ayuda reconforta y, aunque no acabe con el problema, lo hace más llevadero. D

Cuando me pongo a pensar...

Creo que ésto igual es echarme tierra sobre mí misma, pero hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que las ofertas laborales tienen cada vez nombres más rimbombantes. Recuerdo cuando las ofertas eran "administrativo", "médico" o "tornero". Ahora no hay casi ofertas que se definan con menos de tres palabras, y la mayoría son anglicismos. (Entiéndase que hablo de pequeñas empresas, si estamos en una compañía internacional se comprenden los anglicismos. Pero que frutas Pepe busque un Social Media Manager suele implicar que Pepe vende menos que antes y quiere a alguien que le de bombo publicitario, le cree una tienda online, y que ya de paso pese los limones y despache a los clientes.) Comprendo que están surgiendo nuevas profesiones, yo misma ostento orgullosa el título de Community Manager, pero el problema surge cuando te paras a leer los detalles de las ofertas. Detrás de nombres como Area Manager o Customer Service, acaba ocultándose en un porcentaj