La cita de tu vida



Esta tarde tienes una primera cita con una persona con la que llevas mucho tiempo soñando. Sabes que es tu oportunidad de enamorar a ese hombre/mujer o al menos de crearle suficientes ganas de repetir, como para asegurarte el volver a veros.

Pasas tiempo pensando en qué ropa le gustará, qué colonia le resultará más atrayente, te peinas, te arreglas y piensas en qué plan puede apetecerle más para organizarlo todo.

Llega la hora y te presentas en el lugar acordado. Le ves acercarse, sonríes y te corresponde la sonrisa. Sí, estás nervios@ pero sobre todo expectante, y sabes que por nada del mundo puedes permitir que tu nerviosismo eche al traste esta única oportunidad.

La cita comienza y te das cuenta de que bebes todas las palabras que salen de su boca, que te gusta oír las anécdotas que te cuenta, que te ríes, que te vas relajando y la cosa fluye.

El final de esta historia puede ser maravilloso o terrible, dependiendo de miles de otros factores. Sea como fuere, aunque finalmente nada salga como podrías esperar ha habido muchas cosas que te han sumado puntos.

Decidiste no ponerte esos vaqueros rotos que te encantan, ni la colonia infantil que te hace sentir fresquit@. No. Te pusiste esa chaqueta que sabes que a ella le vuelve loca, ese pañuelo que él te ha dicho más de una vez que realza tus ojos. Has escuchado, has reído y has mantenido el nerviosismo a raya, al menos lo suficiente como para que no eche a perder la cita.

Cita vs entrevista


Es curioso como en la búsqueda de empleo pasamos por alto detalles que no olvidamos en otras áreas de nuestras existencias. Mi abuelo era un cartagenero enamorado de Galicia y del mar cantábrico y siempre nos decía:
“A mí me encanta el jamón de jabugo, pero cuando voy a pescar pongo gusanos”

En una cita amorosa lo que pensamos es qué le gustará a la otra parte y, sin disfrazarnos, sin mentir, nos adaptamos lo más posible al ideal que pensamos que tiene esa persona. En una entrevista laboral, ¿por qué seguimos poniendo jamón en la caña?

[Tweet "Debes pensar en esa cita con tu entrevistador como una oportunidad de conquistar ese corazón."]

Reconozco que considero imprescindible ser natural en la entrevista de trabajo, pero la naturalidad no está reñida con la inteligencia.

Antes de acudir a la entrevista ya deberías haberte informado del tipo de empresa que te ha citado, su mentalidad, su misión, su visión. Eso te dará la ventaja de poder adecuarte lo máximo posible, dentro de tu propia personalidad, a lo que necesitan.

Debes pensar en esa cita con tu entrevistador como si fuera una oportunidad de conquistar ese corazón que se sienta frente a ti. ¿No lo ves así? ¿Te parece algo demasiado romántico para hablar de un entorno tan pragmático? Bien, te entiendo.

Ahora imagina conmigo que tú eres el entrevistador. Pasan por tu mesa muchas personas con similares estudios, experiencias e incluso parecidos discursos. ¿Crees que si entre 100 personas similares, una de ellas es capaz de ir más allá, la recordarías? Una persona que es capaz de transmitir profesionalidad, pasión y ganas es (Casi siempre) una garantía de éxito en cualquier puesto.

Adáptate a lo que las empresas necesitan, sé la versión de ti mism@ que más se acerca a lo que buscan, enamora a tu entrevistador y demuestra tu pasión por cada proyecto al que optes.

El mercado laboral está lleno de mareas, de pleamares, de olas batientes que nos empujan contra las rocas una y otra vez. A veces es complicado tomar aire y respirar pero si deseas iniciar con él un romance de éxito, debes aprender a echar el sedal, pasando por encima de las dificultades, de la espuma que salpica tu mirada. Y, sobre todo, no olvides nunca que si quieres pescar, el jamón que tu elegirías no es siempre la mejor opción.

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