Diego
Ayer un niño de 11 años se quitó la vida, por no soportar la situación que estaba viviendo en el colegio. Dejó una carta escrita para su familia, agradeciéndoles a cada uno de ellos lo que habían hecho por él en su corta existencia. Es una carta, de su puño y letra que rompe el alma al leerla, por conocer el fatal desenlace que tuvo. En estos momentos, en las aulas de miles de colegios e institutos hay niños sufriendo lo que sufría Diego. Por ser distintos, por tener una personalidad propia, por ser homosexuales, por ser estudioso, por ser aplicados, por llevar gafas. Siempre hemos oído hablar de la crueldad infantil, pero no es cierta. Yo, de pequeña, jamás me he metido con mis compañeros por sus diferencias. En mi casa nunca me hubiesen permitido semejante comportamiento, de haber oído de mi boca cualquier comentario despectivo el castigo habría sido inmediato. De pequeña me llamaban la defensora del diablo, porque siempre era la primera en meterme en medio de cualquiera que insultar...