Yo no soy Caperucita

Ya desde pequeñas nos contaban el cuento de Caperucita roja. Una niña que debía enfrentarse al lobo, que la encuentra en un apartado bosque. Una advertencia disfrazada de fantasía. Así comienzan nuestras vidas, llenas de cuentos de princesas que deben ser lo suficientemente buenas para un príncipe y de niñas que conviven con el peligro de ser atacadas por lobos, sólo por el hecho de nacer mujeres. Mándame un whatsapp cuando llegues a casa. Me da igual la hora que sea, llámame y voy a buscarte. No vengas sola. No andes por donde no haya gente. Ten cuidado con cruzar los parques de noche. No llames la atención si vuelves sola a casa. Sin tacones por si resuenan demasiado en el suelo de mi calle solitaria, con el abrigo bien atado, las llaves en una mano, el móvil en otra. Hablando con alguien si puedo, sino incluso fingiéndolo. Agachando la mirada cuando me cruzo con una cuadrilla grande. Que no me miren, que no me vean. No es miedo, es costumbre. Es lo normal, lo típico, lo ap...