Positivismo Vs Realismo

Desde hace un tiempo vengo observando, en distintas redes sociales, un debate solapado entre personas que optan por el positivismo y aquellas que lo hacen por el realismo.

Las primeras, promulgan que una actitud positiva, la visualización de nuestras metas y el mantenernos optimistas facilita la consecución de nuestros objetivos. Por su parte, las segundas, denostan este pensamiento basándose en que nada se ha conseguido pensando únicamente en positivo.

Hay una enorme diferencia entre querer ser feliz a cada instante de nuestra existencia, bloqueando nuestras emociones negativas, y elegir una actitud positiva ante las vicisitudes de la vida. El realismo es necesario, es lo que nos ayuda a no vivir en mundos fantásticos y despegarnos del suelo. El positivismo es necesario, es lo que nos hace soñar con que podemos ser mejores, que podemos lograr lo que nos propongamos, y lo que nos hace mejorar. Sin embargo ambos pensamientos son negativos llevados al extremo.

Si únicamente nos aferramos al realismo más radical, nunca intentaríamos cambiar de trabajo hasta que nos despidiesen, nunca jugaríamos a la lotería, nunca hablaríamos de los viajes que haríamos si tuviéramos más dinero, nunca superaríamos enfermedades y nunca avanzaríamos. La realidad, por definición, es aquello que ya existe en nuestro presente por lo que nunca iríamos más allá.

Si sólo vivimos en el positivismo, no estaríamos estudiando las situaciones con la mente fría, siendo capaces de definir las estrategias más adecuadas para lograr los objetivos fijados. Además de que es humanamente imposible mantenernos en un estado perpetuo de alegría y optimismo, con lo que viviríamos bloqueando las emociones negativas constantemente con el riesgo que ello supone para nuestra salud mental.

[Tweet "No se trata de ser feliz cada instante, ni del postureo más recalcitrante. Se trata de mantener una buena actitud mientras cambiamos la parte de nuestro terreno que podemos modificar a fin de lograr lo que deseamos"]

Vaya por delante que no soy psicóloga y lo que escribo parte de un resultado empírico y no estudioso. He pasado situaciones complicadas en mi vida, situaciones que habrían hecho a muchas personas tirar la toalla e incluso a mí misma si no me hubiera aferrado a la idea de que si luchaba podría superar aquellos retos.

El realismo me decía que debía abandonar, puesto que todo estaba perdido basándome en la realidad que vivía en aquel momento. La parte positiva de mi mente, me gritaba que podía conseguirlo si le ponía ganas y un esfuerzo sobrehumano. Elegí mantener una actitud positiva y gané.

Desde aquel momento, descubrí que las circunstancias de la vida son las que son. Hay crisis, hay enfermedades, hay miles de problemas contra los que no podemos hacer nada. Como humanos intrascendentes en un universo abismal, nuestro campo de actuación es espectacularmente pequeño, por mucho que nos creamos superhéroes. Y es en ese pequeño punto dentro de la inmensidad de la galaxia dónde podemos hacer la diferencia.

No se trata de ser feliz cada instante, ni del postureo más recalcitrante. Se trata de mantener una buena actitud mientras cambiamos la parte de nuestro terreno que podemos modificar a fin de lograr lo que deseamos.

Personalmente no puedo hacer que las empresas contraten más, no puedo convencer con la mente a una persona para que cuente laboralmente conmigo, no puedo evitar que el gobierno prime a los menores de 30 y se olvide de quienes tenemos más edad. Pero sí puedo ver qué reclama el mercado laboral y formarme, puedo ser lo más activa posible y moverme en los ámbitos en los que se mueven las oportunidades y puedo no decaer manteniendo una actitud positiva.

Así que cada día elijo modificarme a mí, en vez de quejarme constantemente del estado de las cosas. Elijo moldearme en la medida de lo posible, no dejar de aprender y aceptar las críticas como un empujón hacia delante.

No es positivismo, es afrontar la vida con la mejor de las actitudes. ¿Es criticable intentar cambiar una realidad que no me gusta, en vez de aferrarme a ella? Habrá quienes dirán que sólo hay un mundo en el que vivimos y que hay que verlo cómo es. Y tienen razón, la diferencia es que yo elijo el cristal con el que mirarlo y en el mío las dificultades son retos, la oscuridad sólo necesita un poco de luz y decido que esa realidad sólo puede ser modificada con personas que tengan el valor de soñar.

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